domingo, 18 de abril de 2010

"La vida de los otros", y la razón de Estado

Hay un dialogo en la película “La vida de los otros”  que refleja la conclusión a la que llegábamos la semana pasada, cuando advertíamos del peligro de determinadas concepciones filosóficas y políticas que, bajo el pretexto de la defensa del bien o de la libertad, terminan legitimando el ejercicio totalitario del poder. Se desarrolla entre dos miembros de la Stasi, la policía secreta de la extinta República Democrática Alemana, cuando el general Grumich desvela el trasfondo de la misión al capitán Wiesler:

“Estamos ayudando a un miembro del Comité a deshacerse de uno de sus rivales; no hace falta que te explique lo que significaría esta clase de información para mi carrera, y para la tuya, si averiguamos algo.” – dice Grumich – “¿Para eso ingresamos?” - contesta Wiesler – “¿Recuerdas nuestro juramento?..., ser escudo y espada del Partido.”, a lo que dice Grumich, con un cinismo revelador,“¿Qué es el partido sino sus miembros?, y cuanto más influyentes mucho mejor.”

Y es que, ya sea en un régimen comunista como el de la extinta RDA, o en un régimen democrático con una actividad política y legislativa basada en el “relativismo estricto” y, por tanto, en la simple consecución de la mayoría aritmética necesaria para imponer la propia concepción de partido, identificada con el interés público, lo único que cuenta al final, cuando no existe al menos lo que Habermas llamaba una “razonable sensibilidad a la verdad”, es el interés de los más fuertes, de los que detentan el poder.

Es el mismo principio que justificó que personas tan alejadas como un sumo sacerdote judío y un procurador romano, coincidieran en fundamentar la razón política de su decisión al margen de la verdad, para salvaguardar un bien que consideraban superior [“…conviene que uno muera por el pueblo”, dijo Caifás; mejor contentar a la muchedumbre y no enemistarme con el Cesar, pensó Pilato]. El mismo principio que veinte siglos más tarde, en un salto cualitativo que lleva a desposeer a las víctimas de su condición de personas [“¡Vamos a refrescarle la memoria prisionero 227!”, dice el capitán Wiesler], sirvió para aniquilar a judíos, kulaks o tutsis, y para eliminar a disidentes o a sospechosos de disidencia. El mismo principio que bajo la coartada de la libertad y hasta de la salud pública, autoriza la creación y la destrucción utilitarista de otros seres humanos, como son los concebidos y no nacidos.

Es una película interesante. Hay personajes que son destruidos física o psicológicamente, que perecen aplastados por el sistema, otros que revelan la miseria de sus intereses, cierta violencia opresiva casi siempre implícita, y dos cortas escenas de sexo que, con su intencionada grosería, expresan muy bien la debacle moral de quienes participan. Pero es también un canto a la esperanza. A pesar de la opresión brutal de un partido todopoderoso que, con todos los medios a su alcance, intenta controlar las vidas, cuerpos mentes y conciencias de todo un pueblo, es posible la resistencia, y hay incluso quienes, desde dentro del sistema, no dudan en afrontar el riesgo de defender la verdad cuando la descubren a través de la vida de los otros, los que no son del partido.  

9 comentarios:

victoria dijo...

La historia se repite.... partido "todopoderoso", Zapatero y sus seguidores, que intentan controlarlo TODO, incluso y, por desgracia, "personajes que perecen aplastados por el sistema", como por ejemplo, las pobres criaturas que no dejan nacer convirtiendo el asesinato de éstas en un negocio asqueroso llamado ABORTO.

Manolo dijo...

Si no recuerdo mal, en 2ºde BUP leí "1984" de George Orwell, libro que presentaba una sociedad en la que se controlaba hasta el pensamiento de los hombres por parte de un estado totalitario que incluso perseguía cualquier manifestación de amor. Sin comulgar mucho con las ideas de este escritor, he de reconocer que estaba describiendo un escenario que no me parece ajeno a las pretensiones de muchos líderes políticos actuales, a los que cada vez se les ve más el plumero, refiriéndome a que esconden bajo su piel de cordero, a una auténtica bestia. Se les llena la boca con palabras como solidaridad, paz, diálogo, democracia o respeto a la vida, cuando la realidad nos ofrece crispación, agitación de foros y grupos con la finalidad de alterar la normal convivencia, permanente estado de alerta y lucha ante la arbitrariedad de los dictados de un poder ejecutivo ineficaz, rencoroso y tendencioso, promoción de la aniquilación de la vida (me refiero al aborto) dejando en manos de menores de edad la decisión de participar en un crimen contra su propia descendencia. ¡Qué cobarde hay que ser para permitir que sea una menor la que asuma la responsabilidad real de un hecho tan atroz!. Una menor se está desarrollando física e intelectualmente, gozando de una etapa de su vida preciosa e irrepetible en la que, lo normal, es que viva rodeada de experiencias positivas, ilusiones y proyectos de futuro, pero nunca debería verse involucrada en un crimen consentido e instruído desde el propio poder ejecutivo que, además de convertir a esa menor y a su familia en unos desgraciados, se lava las manos.

Para colmo, tenemos ahí el programa "gran hermano", en el que se ofrece graciosamente, las miserias de cuatro ilusos que quieren salir en la tele, vigilados las 24 horas del día, tal y como se pone de manifiesto en el citado libro de Orwell. El perfil de los participantes, pobre en valores y con claras limitaciones intelectuales, parece que es el que debe de imperar en la sociedad, dado que estos personajes, son intencionadamente catapultados a la fama, constituyéndose en modelos a seguir por los adolescentes, que ven en ellos el triunfo fácil, sin dar ni chapa. Lo triste es que ese perfil es el que muchos líderes políticos desean, ya que la facilidad de manipulación es mucho mayor.

Leandro dijo...

Todas las concepciones políticas terminan degenerando en un uso del poder, si no totalitario, sí al menos gravemente desviado.

Nos guste o no, queramos reconocerlo o no, necesitamos unas reglas de juego. La mala noticia es que en todos los juegos, tarde o temprano, acaban apareciendo los tramposos

Manolo dijo...

Leandro, coincido plenamente en lo que dices, las reglas de juego son necesrias pero, tarde o temprano, aparecen los tramposos. Las necesitamos, a sabiendas de que son mejorables ya que, de lo contrario, se brindaría el poder a la anarquía, lo que, a mi juicio, sería sinónimo de desastre.

Creo que si fuéramos capaces de seguir la doctrina de Jesucristo, absolutamente todo cambiaría de manera radical, para bien. Es cambiar el chip, es ver lo bueno de una persona en la que veíamos multitud de defectos, es perdonar en lugar de combatir, es ayudar en lugar de poner zancadillas, es decir la verdad en lugar de mentir. Eso está al alcance de todos y, si practicamos de manera contínua el amor a nuestros semejantes, estoy convencido que se puede alcanzar una reacción en cadena que permita que la sociedad de un giro de 180 grados, además de pensar que es necesario dicho giro.

Lo que hasta ahora nos vienen prometiendo los políticos, está viciado, no suena a limpieza ni a verdad. Les falta tener a Jesús en sus vidas y hacer política dirigida por un principio general de amor al prójimo.

Desde el foro dijo...

Pues sí, Victoria, no es necesario encontrarse en la RDA o cualquier otro régimen dictatorial para que se produzca ese fenómeno.
Ocurre lo mismo en un régimen democrático cuando prima la satisfacción de intereses particulares para la obtención de la mayoría y el poder, cuando se impone la propia concepción a los demás - por ejemplo en temas como el aborto - impidiendo incluso el recurso a la objeción de conciencia bajo el pretexto de la salud pública.

Pero eso no nos puede llevar nunca a la equiparación de uno y otro, o ya instalados en el régimen democrático a la generalización de que todos los políticos son iguales y por tanto a la desesperanza.

Todo lo contrario, debe llevar a luchar por mostrar y dar razón y ejemplo de las propias convicciones.

Desde el foro dijo...

Claro que necesitamos reglas de juego Leandro, y debe gustarnos que existan porque, aunque pueda parecer una paradoja, las reglas, la Ley y el derecho son condición de existencia de la libertad.

Cualquier juego requiere unas reglas para poder jugarlo; o existen ya y se aceptan o se convienen, pero deben existir como condición para que exista el juego.
La cuestión es precisamente el fundamento de esas reglas de juego, que deben garantizar unos principios de justicia y verdad que impidan que el más fuerte imponga su capricho, ya sea por la fuerza, ya sea "democráticamente", ganando voluntades a base de chuches, protección, librarse de cachetes, etc....., o cerrar el Ebro (aunque pueda ser opinable, me refiero a la motivación política primera), o dar delegar una competencia...., ¡es que son como críos!

Desde el foro dijo...

Pues sí Manolo, la verdad es que "1984" anticipaba muchas de las cosas que estamos viendo y que ya estaban latentes.
Recuerdo una escena que era el minuto del odio (era más tiempo en realidad) frente a una pantalla, que era obligatorio para todos los que pertenecían al Partido en el que se emitían imagenes de la disidencia, culpable de todos los males, y que podemos identificar con algunos medios, pero aquí tenemos un dial de momento.
Pero hay otros. "Un mundo feliz" de Huxley, también anticipaba algunos elementos que podemos identificar, como el culto al cuerpo, a las sensaciones y al placer, que nos hacen más débiles y moldeables. O "El Señor del Mundo", que se refiere a la exaltación de un humanitarismo que termina convirtiéndose en dictadura y persecución de la Iglesia a la que recluyen primero en guetos, eliminándolo primero de lo público y después físicamente.

Planteas temas interesantes, como son la gratuidad y donación como motor de actuación, más allá de la simple justicia-remuneración, y la importancia de la actitud personal para cambiar las cosas. Es cierto, y es un mensaje esperanzador porque es posible cambiarlas a condición de que nos lo creamos y no nos autorecluyamos en un gueto para escapar del mundo.

Releyendo hace poco a Chateubriand, recuerdo un párrafo que venía a decir que el cristianismo era garantía de la libertad porque frente al Cesar, a los reyes persas, o a otras religiones como el islam que unían en sí divinidad y poder, religión y política, implicaba la no sumisión a ningún poder terrenal.

Y eso - como afirmas implícitamente - no nos debe llevar a confundir un ámbito y otro. Al cesar lo que es del cesar y a Dios lo que es de Dios. La democracia y la laicidad (sana) son realidades buenas en sí mismas, y a las personas - y a los cristianos- nos corresponde actuar y defender nuestras convicciones, ideas, propuestas, en ese marco, dando razón y obrando en consecuencia.

Manolo dijo...

La suma de actitudes personales y mi convicción que cada cristiano está llamado a desarrollar una misión evangelizadora, es lo que me hace pensar que cambiar el mundo es posible.
Al igual que hay películas y libros destructivos, desmoralizadores o pesimistas, tenemos obras literarias y películas que complacen, entretienen y enriquecen, que se pueden compartir en familia creando un ambiente sano que nuestros hijos valorarán en un futuro, compatibilizando, sin ñoñerías, el entretenimiento con la educación. Me vienen a la cabeza las películas "La vida es bella" o "Bella" . Pero claro, tenemos el polo opuesto, sirva de ejemplo Pedro Almodóvar cuando cantaba con McNamara, canciones como "voy a tener un bebé" o "la coca". En la primera se decía que le iban a enseñar a un bebé a matar o vivir de la prostitución. En la segunda se habla de la coca de Colombia y de las pastillas como algo fenomenal, por no hablar de una puesta en escena dándose besos 2 hombres, vestidos de manera ridícula. ¿Eso es progresismo?. A este individuo, se le ha apadrinado y nos lo han metido hasta en la sopa un grupo de políticos entre los que hay muchos actualmente en el poder, así como otros antecesores del mismo corte ideológico de izquierdas. En You Tube se pueden ver los vídeos para entender mejor lo que estoy diciendo. También recuerdo unas Navidades en las que salió en TV Javier Gurruchaga con Rosa María Sardá, esparciendo vísceras por todos lados. Hablan mucho de respeto y de libertad de expresión, pero podían empezar por respetar unas fiestas en las que creyentes y no creyentes nos reunimos en familia con nuestros hijos y, ¿por qué no?, encendemos la tele para ver algún programa o película de agrado; lo que no te puedes imaginar es que te den la noche estos que se llaman progresistas, con sus miserias.
Victoria, ¿qué podemos esperar de unos individuos que amparan y avalan a estos personajes, pregoneros de atrocidades como enseñar a un bebé a prostituirse y matar o pregonar las bondades del consumo de pastillas y coca? Esta gente ha sido apoyada por la izquierda, la misma izquierda que se gasta ahora el dinero en campañas contra las mismas drogas a las que ellos mismos dieron luz verde. Recuerdo en mi primer curso de BUP, en Palma de Mallorca, un profesor de dibujo que defendía las bondades del porro. La profesora de literatura de 2ºde BUP, en el mismo Instituto, se empeñó en sus clases en hacernos ver que teníamos que vivir nuestra juventud y libertad con plenitud, siendo el primer paso, desobedecer a nuestros padres; el segundo paso fue permitir fumar en sus aulas a estudiantes de 15 años. Eran tiempos de Felipe González, hablamos de profesores de Instituto que han sembrado muchos de los males que ahora estamos pagando caro, muy caro. Esa misma gente es la que apoya el aborto. Hablamos del mal en su pura esencia, que no nos engañen diciendo que eso es libertad de expresión y progresismo.

Nos enseñaron a desobedecer, a fumar, a consumir drogas... A todo eso le llamaban tener la mente abierta.

Desde el foro dijo...

Yo también recuerdo a un profesor que en 2º/3º de BUP nos recomendó como obra de arte cinematográfica la película "El Imperio de los sentidos". Pero eran actos esporádicos de un profesor en un colegio. Quedaba claro que la recomendación no rebasaba el ámbito de sus gustos personales, aunque también es evidente que al ser tan, digamos, "heterodoxo" gozaba de un predicamento e influencia entre los alumnos muy superior al de otros profesores.
Se ha ido en algunos aspectos a mejor, y creo que ya no existe esa percepción inocente de las drogas que llevó a Tierno Galván a decir lo que dijo. Hoy creo que sería impensable. En otros sin embargo se ha empeorado, como es la percepción del sexo como simple instrumento de disfrute inocuo, entre otros aspectos que se quieren imponer vía sistema educativo.
Pues eso, habrá que estar ahí dando razón y sobre todo ejemplo personal - con una actitud que comprometa la vida entera - de lo que es una visión cristiana de la vida, del matrimonio y la familia.