martes, 30 de marzo de 2010

HOLODOMOR

Ha sido una noticia que ha pasado prácticamente desapercibida. El pasado 10 de marzo de 2010 la izquierda parlamentaria española – PSOE, IU-ICV, ERC, y BNG – rechazó en la Comisión de Educación una proposición no de ley de CiU para instar al Gobierno a que impulsara la incorporación a los textos escolares del “Holodomor”, la masacre por hambre ordenada por el régimen comunista de millones de personas entre 1930 y 1932 en Ucrania (fundamentalmente), y reconocida como un crimen contra la humanidad por las Naciones Unidas y por el Parlamento Europeo.

Su lectura me ha recordado el capítulo de “Todo fluye” [Vassili Grossman], en el que una activista, Anna Serguéyevna, relata cómo lo vivió. “Para matarlos, era necesario declarar: los kulaks no son seres humanos. Sí, igual que cuando los alemanes dijeron que los judios no eran seres humanos. Lo mismo dijeron Lenin y Stalin: los kulaks no son seres humanos … a principios de 1930, comenzaron a deskulakizar a las familias… Se instó a que no quedara ni un solo kulak en el distrito para la época de siembra y que la vida pudiese tomar un nuevo rumbo. Nosotros decíamos: “Será la primera primavera koljosiana”… Entre tanto en el centro del distrito las prisiones estaban atestadas…El cine, el teatro los clubes, las escuelas todo estaba ocupado por los detenidos.”

Es la “deskulakización”, pero el infierno no ha hecho sino empezar, y el hambre, la locura, la muerte y el olvido se funden a lo largo de unas páginas cuya lectura hube de detener en más de una ocasión, incapaz de asimilar tal horror.

El hambre.En el pueblo habían requisado todo el grano. Ni siquiera había semilla para plantar en primavera: habían confiscado hasta el último grano de reserva…Las carreteras estaban bloqueadas por las tropas, la milicia y el NKVD a los hambrientos procedentes del campo no los dejan entrar, no pueden acercarse a la ciudad. .. Los niños gritan, no duermen: también de noche piden pan…. Para entonces no quedaban gatos ni perros. …La hambruna era absoluta, la muerte se abatió sobre el pueblo. Primero niños y ancianos, luego personas de mediana edad. Al principio los enterraban, después dejaron de hacerlo. Había cadáveres por todas partes, en las calles, en los patios… se hizo el silencio. Todo el pueblo murió.”

La locura. “...algunos campesinos habían enloquecido, solo se hallaban en paz en la muerte. Se les reconocía por los ojos brillantes. Éstos eran los que troceaban a los cadáveres y los hervían, mataban a sus propios hijos y se los comían. En ellos se despertaba la bestia, cuando el hombre moría en ellos…. Pero ellos no eran culpables; culpables eran los que llevaron a una madre al extremo de comerse a sus hijos…Es por hacer el bien, el bien de la humanidad que llevaron a las madres hasta ese punto.”

Y el olvido. “Fue como si no hubieran vivido… ¿Dónde fue a parar esa vida? ¿Dónde están aquellos sufrimientos horribles? ¿Es posible que no haya quedado nada? ¿Es posible que nadie responda por todo aquello? ¿Qué todo se olvide, sin una palabra? La hierba lo cubrirá todo. Ahora te hago una pregunta: ¿cómo ha podido pasar todo esto?”

La hierba lo cubrió todo y, todavía hoy, hay quien sigue empecinado en cubrirlo, evitando el conocimiento de unos hechos históricos – como el holocausto judío - y su memoria, que es de justicia conservar porque, utilizando las mismas palabras de la Exposición de Motivos de la Ley 52/2007 de Memoria Histórica, “nadie puede sentirse legitimado, como ocurrió en el pasado, para utilizar la violencia con la finalidad de imponer sus convicciones políticas y establecer regímenes totalitarios contrarios a la libertad y dignidad de todos los ciudadanos, lo que merece la condena y repulsa de nuestra sociedad democrática». Lo que plantea la cuestión de la razón para ese veto.

Pero creo más interesantes dos cuestiones, íntimamente vinculadas, que son planteadas directamente por Anna Serguéyevna, y que afectan a la justicia y a la esperanza de los hombres: en primer lugar “¿cómo ha podido pasar todo esto?”, y en segundo lugar el problema de la justicia para víctimas y verdugos - “¿Dónde fue a parar esa vida? ¿Dónde están aquellos sufrimientos horribles? ¿Es posible que no haya quedado nada? ¿Es posible que nadie responda por todo aquello? - lo que nos remite al problema planteado por Theodor W. Adorno de que la justicia, una verdadera justicia, requeriría un mundo “en el cual no solo fuera suprimido el sufrimiento presente, sino también revocado lo que es irremediablemente pasado”.

Quedan planteadas.

domingo, 21 de marzo de 2010

A vueltas con la Campaña de la Conferencia Episcopal

Transcribo literalmente de una página de Facebook que recoge en buena parte el “argumentario” (que no argumentación) abortista o simple pro-elección.

"En contra de la PATETICA campaña anti-aborto de la Conferencia Episcopal ¡¡¡qué vergüenza!!!!
La campaña propagandística lanzada por la Conferencia Episcopal en contra del aborto es INDIGNANTE tanto desde un punto de vista MORAL y ÉTICO, como desde un punto de vista CONCEPTUAL PUBLICITARIO y lo ARGUMENTO:
- ¿Que tiene que ver la interrupción del embarazo dentro del plazo legal, con la vida de un bebé de cerca de 1 año que sale en la imagen?
- ¿Que absurda similitud se le puede encontrar con la protección de una especie en vías de extinción como el lince ibérico? Además EL CACHORRO DE LINCE DE LA IMAGEN NO ES IBÉRICO, sino un lince euroasiático o boreal, según han confirmado a Efe científicos del programa para la conservación del lince ibérico.
- 8 Millones de dípticos + 1.300 Vallas publicitarias + 30.000 carteles: una MILLONADA ¿Y no aclararan si hay parte de financiación con dinero público?"

“Cuando el sabio señala la luna el necio mira el dedo dice un proverbio, y para el objeto de debate – el aborto - es tan absurdo discutir la especie de lince como lo sería debatir el tiempo del bebé que aparece en las fotos. No es un argumento, como tampoco lo son las preguntas que formula, que pretenden encerrar en sí mismas las respuestas rehuyendo precisamente argumentar.

Nadie defiende actualmente que un embrión no sea un ser humano desde el día 1 de su concepción, como lo demuestra el mismo concepto [es un ser porque existe, vivo porque ha iniciado su ciclo vital, y de la especie humana, no de otra]; la evidencia científica [“un ser vivo es aquél que ha iniciado su ciclo vital y aún no lo ha terminado, y cuyas partes forman un todo, y esa es la realidad del embrión: el ser humano empieza con el zigoto, resultado de la “fusión” de un óvulo y un espermatozoide, y el zigoto unicelular, en el día 1 de la concepción, es ya un organismo único de la especie homo sapiens, con sus 46 cromosomas definitorios. Inmediatamente después de ser concebido empieza a producir enzimas y proteínas humanas y a dirigir su propio crecimiento y desarrollo.”], y hasta la misma existencia de la Ley para regular el aborto, que sería en si misma absurda si no se refiriera a las condiciones legales para acabar con la vida de un ser humano.

En realidad cuando se dice de un feto que es un ser vivo pero que no “ no se puede hablar de un ser humano porque eso no tiene base científica", se están confundiendo los términos del debate, que no se refiere a si es o no un ser vivo, que por su origen solo puede ser humano, sino a la determinación del momento en que es merecedor de la misma protección que el resto de seres humanos que están en otros estadios de su desarrollo antes de la muerte.

Al respecto abortistas y pro-elección muestran una variedad tremenda, tanto para determinar el inicio del ser biológico (día 14, semana 8ª o 14ª) como el comienzo de la persona (ondas cerebrales, desarrollo de la corteza cerebral, cuando piensa en algún grado, o elige de alguna forma, etc.), lo que acredita la arbitrariedad de sus argumentos porque, una vez que se sostiene que la persona surge en un momento concreto distinto del día 1, ¿qué impide retroceder o avanzar en el tiempo? Y además, ¿en qué punto se fija el grado de suficiencia de la capacidad racional o volitiva efectiva – piénsese en bebes, niños, comatosos, disminuidos psíquicos, drogadictos - para considerar que estamos ante una persona titular del derecho a la vida? ¿Quién lo fija? ¿La mayoría democrática de cada momento?

Por el contrario quienes están a favor del derecho a la vida sostienen que un ser humano no puede ser privado de la vida por otros seres humanos, nunca, porque es titular de ese derecho por su propia naturaleza racional y volitiva, que está siempre ahí, en el zigoto, en el feto, el niño y el adulto, como una característica sustancial independiente de su grado de evolución o capacidad de ejercicio, y por eso coinciden en establecer el día 1 como fecha “origen” del ser humano y de la persona titular del derecho a la vida, y en negar el derecho del Estado a señalar quién es o no titular de ese derecho.

Y ello al margen del grado de desarrollo o dependencia de ese nuevo ser, porque es cierto que un embrión es físicamente muy distinto de un adulto, como un feto de un adulto y un bebé de un abuelo, pero lo que cambia es la forma, no la naturaleza que es la misma, y la evidencia científica dice que el embrión es desde el primer momento un ser humano definido genéticamente y con capacidad para auto-desarrollarse. ¿Qué carece de autonomía o viabilidad fuera del cuerpo de la madre y depende de ella para su subsistencia? Es muy cierto, tanto como un bebé depende de sus padres (o de terceros) para vivir, y necesita alimentos, como los necesita un adulto, pero el hecho de extraerlos de la madre o de otra fuente es circunstancial; es decir, el nacimiento es sólo un cambio de “medio” para el nuevo ser, que ya era autónomo por tener entidad propia y capacidad de auto-desarrollo, y sigue siendo dependiente, aunque ya no tomará alimentos ni oxígeno del cuerpo de la madre.

Desde este punto de vista - y eso no significa estar en contra de la protección de la biodiversidad - sí que se entiende el cartel del lince, ibérico o boreal, porque denuncia la desprotección legal de la vida humana en sus primeros meses frente al castigo severo –incluso prisión- de comportamientos que puedan alterar la reproducción de especies protegidas, como la simple tenencia de  huevos o larvas; y pone de manifiesto la incoherencia de quienes argumentan a favor del aborto que no es lo mismo una semilla que un árbol, un huevo que una gallina, o un feto que un bebé, y dicen lo contrario si se trata de una especie protegida.

La campaña de la Conferencia Episcopal es por tanto acertada y coherente, no solo desde un punto de vista moral y ético, indiscutiblemente más elevado por generoso y solidario con los más indefensos que el de quienes defienden su libre eliminación, sino desde punto de vista racional, científico y argumental, sin que se pueda discutir el empleo que hace de sus propios recursos económicos [porque si no fueran suyos no podría disponer de ellos] para la defensa de la vida, de la que el Estado que debiera ser su garante ha abdicado, y para despertar las conciencias en una sociedad adormecida por el hedonismo y el utilitarismo.

domingo, 14 de marzo de 2010

La decisión


“My keeper sister”, “La decisión de Anne”, en la traducción española, trata la historia de unos padres que, ante la grave enfermedad de su hija Kate – leucemia -  deciden tener otra hija, Anne, que es concebida “in vitro“, después de una cuidada selección y preparación artificial, para que su cuerpo fuera perfectamente compatible con el de su hermana y así poder suministrarle los repuestos necesarios para su supervivencia. El diálogo de Kate con el abogado (Alec Baldwin), no puede ser más expresivo: “No viviría si Kate no estuviera enferma. Me concibieron con un propósito; así tienen piezas de recambio para Kate><. …Bromeas ¿verdad?>”  No, no es broma, y ese sencillo diálogo describe muy bien los términos del problema.

La película no ha durado mucho en cartelera, y es que plantea cuestiones éticas muy graves sobre las que no todo el mundo está dispuesto a interrogarse, lo que explica en parte el silencio que, con contadas excepciones, y al margen de los entusiastas del “progreso” – que son los mismos que, coherentes con su visión del hombre, defienden el aborto y la eutanasia - acompañó en su momento a la aprobación de la Ley 14/2007 de Investigación Biomédica que, en abierta contradicción con acuerdos internacionales como el Convenio de Oviedo y la Declaración de la ONU, permite la clonación humana con finalidad terapéutica.

Y es que todos nos podemos identificar con unos padres desesperados por la enfermedad de su hija y con su deseo de salvarla a toda costa; pero la cuestión es si ese fin, sin duda digno de toda aprobación, justifica los medios, esto es, diseñar y fabricar un ser humano para obtener piezas de recambio para el primero.

La cuestión la planteaba hace años Joseph Ratzinger, en un diálogo [“Dialéctica de la secularización. Sobre la razón y la religión”] con el filósofo Jürgen Habermas, conocido exponente del pensamiento laico de raíz ilustrada, cuando en su ponencia inicial, a propósito de las nuevas formas de poder y nuevas cuestiones sobre su ejercicio, señalaba que “Mientras tanto asoma otra forma de poder que a primera vista parece puramente benéfico y digno de toda aprobación, pero que en realidad podría convertirse en una nueva amenaza para el hombre. El hombre es ya capaz de hacer hombres, de producirlos, por así decir, en probeta. El hombre se convierte en un producto, y de esta suerte la relación del hombre consigo mismo cambia radicalmente. No es ya un don de la naturaleza o del Dios creador; es el producto fabricado por él mismo. El hombre ha descendido al fondo de la fuente del poder, a las fuentes de la propia existencia. Ahora ya la tentación de hacer experimentos con el hombre, la tentación de considerar a los hombres como basura y de deshacerse de ellos no es una fantasía de moralistas hostiles al progreso.”

No se trata de rechazar el progreso ni los avances científicos, porque es cierto que la investigación biomédica con “células troncales” abre perspectivas esperanzadoras para la curación de enfermedades hasta ahora incurables, y eso es en principio bueno [aunque plantea el problema de la justicia, que de momento vamos a obviar], pero no es por principio bueno, porque no todo lo que se puede hacer se debe hacer, y si se pueden diseñar y fabricar seres humanos , no puede depender de la existencia o no de alternativas científicas y  técnicas para producir repuestos.

El límite es bastante claro y es el respeto a la vida y a la dignidad del ser humano, la defensa de la convicción de que la salud o la vida de unos no puede fundamentarse en la creación, utilización y destrucción de otros seres humanos, y el rechazo de aquellas ideologías omnicomprensivas que, bajo la retórica del “progreso de la humanidad” y la promesa del paraíso en la tierra, esgrimen el poder del hombre sobre la naturaleza, un poder que finalmente se revela como el poder de unos hombres sobre otros hombres.

domingo, 7 de marzo de 2010

De la adquisición y destino de los bienes


Sorprende muchas veces descubrir la actualidad de los clásicos, y es lo que me ha sucedido con la lectura de la obra de Aristóteles, “Política”, cuyos capítulos VIII y IX describen los modos de adquirir los bienes, y distingue entre medios naturales (cultivo, pastoreo, pesca y la caza y la piratería – ¡hay quien todavía lee a los clásicos!-), y otros modos de adquisición que son producto del arte y la experiencia, como es el comercio que dio origen a la moneda, y a lo que denomina “crematística”.

Afirma Aristóteles que el dinero no tiene “otro valor que el que le da la ley, no la naturaleza, puesto que una modificación en las convenciones… puede disminuir completamente su estimación y hacerle del todo incapaz para satisfacer ninguna de nuestras necesidades”; y nos advierte del desorden que puede suponer olvidarnos del destino natural de los bienes cuando afirma que “…parece a algunos que ésa – el acrecentamiento sin límites del capital- es la función general de la economía, y concluyen con la convicción de que es preciso a todo trance conservar o aumentar hasta el infinito la suma de dinero que se posee. Para llegar a conseguirlo, es preciso preocuparse únicamente del cuidado de vivir, sin cuidarse de vivir como se debe. Así, al ser aquel deseo sin límites, desean para satisfacerlos unos medios sin límite. Los mismos que se proponen vivir moderadamente, corren también en busca de goces corporales, y como la propiedad parece asegurar estos goces, todo su afán se centra en la adquisición de dinero…. Pues como si el placer residiera en la superabundancia persiguen todos los medios que pueden procurarla.”

Si examinamos las causas de la actual crisis económica vemos que las hipotecas “subprime” no han sido sino un instrumento de la codicia, y que las causas son esencialmente morales; y es que nos hemos olvidado de vivir como se debe para correr inmoderadamente detrás de la riqueza, ya sea por sí o por los placeres que procura, olvidándonos del fin último de todos los bienes. Lo decía no hace mucho Benedicto XVI en su encíclica “Caritas in Veritate”, con unas consideraciones que son doctrina social constante de la Iglesia: “La ganancia es útil si, como medio, se orienta a un fin que le dé un sentido, tanto en el modo de adquirirla como de utilizarla. El objetivo exclusivo del beneficio, cuando es obtenido mal y sin el bien común como fin último, corre el riesgo de destruir riqueza y crear pobreza.”

Y es que no queremos escuchar lo que no nos interesa, y así nos va.