“- No temáis. Mirad
que vengo a anunciaros una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: hoy
os ha nacido, en la ciudad de David, el Salvador, que es el Cristo, el Señor, y
esto os servirá de señal: encontraréis a un niño envuelto en pañales y reclinado
en un pesebre.”
De pronto apareció
junto al ángel una muchedumbre de la milicia celestial, que alababa a Dios
diciendo:
“Gloria a Dios en las alturas
y paz en la tierra
a los hombres en los
que Él se complace”.
(Lucas, 2, 10-15)
(Lucas, 2, 10-15)
“La Navidad es la celebración
de la presencia de Dios que viene a estar entre nosotros para salvarnos. ¡El
nacimiento de Jesús no es un cuento! Es una historia real, que sucedió en Belén
hace dos mil años. La fe nos hace reconocer en ese Niño, nacido de la Virgen
María, al verdadero Hijo de Dios, que por nosotros se hizo hombre. Y es en el
rostro del pequeño Jesús que contemplamos el rostro de Dios, que no se revela
en la fuerza o en el poder, sino en la debilidad y fragilidad de un recién
nacido. Así es nuestro Dios; se acerca mucho, en un niño. Este niño muestra la
fidelidad y la ternura del amor sin límites con el que Dios rodea cada uno de
nosotros. Por esta razón hacemos una fiesta en Navidad, reviviendo la misma
experiencia de los pastores de Belén. Junto a muchos papás y mamás que trabajan
duro todos los días, afrontando muchos sacrificios, junto con los niños, los
enfermos y los pobres, hacemos esta fiesta, porque es la fiesta del encuentro
con Dios en Jesús”.
Papa Francisco, 20 de diciembre
de 2013.
No es un cuento…., con mis mejores
deseos, vívela.
¡FELIZ NAVIDAD!