El pasado 31 de mayo era noticia
en El Mundo que, según datos recopilados entre 2007 y 2012, por cada 100 niñas de origen indio que nacen en España,
nacen 117 niños, a pesar de que la media española está en 107 varones por cada
100 mujeres, y la diferencia aumenta cuando se trata del segundo o del tercer
hijo de la pareja, aumentando en el caso del tercer hijo hasta 211 niños por
cada 100 niñas y hasta 237 a partir del cuarto hijo, es decir, más del doble.
Es decir, lo bebés de padres indios nacidos en España tienen significativamente
muchas más probabilidades de ser varones; y esto no es un fenómeno casual,
porque reproduce en España lo que ya ocurre en sus países de origen, China e
India, y se conoce como “Missing girls”, la chicas perdidas a consecuencia de
los patrones culturales de esos países que esta población inmigrante mantiene,
y del aborto selectivo por sexo, que en esos países ya ha producido un notable
aumento de la diferencia entre niños y niñas recién nacidos en favor del sexo
masculino.
Hubo
quien se escandalizó – y me refiero a pro-abortistas o a simples pro-choice -
por lo que denunciaban como una repugnante discriminación contra la mujer
producto de una cultura machista, y sin embargo ¿no es acaso la elección de
sexo, mediante el aborto del bebé que no tenga el deseado, absolutamente
coherente con los postulados pro-choice?
A ver,
poco antes, el pasado
mes de marzo, era noticia – no en los grandes medios, claro – la polémica en
Australia por el aborto de un bebé de 28 semanas por tener un defecto en la
mano que, según su madre, en caso de nacer le haría susceptible de ser objeto
de discriminación y candidato a una “vida dura” desde su infancia, así que, por
compasión, decidió abortarlo; por supuesto no se trata de un caso aislado, ni
limitado a Australia, y salvado lo avanzado del tiempo de gestación ¿acaso
no es cierto que se está produciendo una criba eugenésica mediante el aborto de
todos aquellos seres humanos que son detectados tempranamente como “no aptos”
por padecer alguna minusvalía física o psíquica, en ejercicio de una "opción por la maternidad" concebida como un derecho a que sea satisfecho el
deseo de tener un hijo que reúna las condiciones requeridas?
Y siendo esto cierto ¿qué es lo que impide aplicar el mismo razonamiento
al aborto selectivo por sexo?
Nada. Desde el punto de vista
pro-choice nada impide que el sexo no deseado pueda ser visto como una
imperfección del bebé deseado y, desde este punto de vista,“es justo que una mujer aborte porque el bebé es niña, cada elección
debe ser aceptada”; y esto no es que lo diga yo, lo dijo hace un par de
años Ann Furedi, directora de la mayor clínica abortista de Reino Unido (la
British Pregnancy Advisory – el nombre tiene su guasa, como toda la
terminología que enmascara el aborto – un negocio de treinta millones de libras
al año solo en ayudas estatales), apoyando la decisión de unos jueces de no
perseguir a dos médicos, denunciados en una investigación del Daily Telegraph,
que habían ejecutado abortos selectivos por razón del sexo femenino de las
criaturas, a petición de sus madres. Y añadía, coherentemente con sus
postulados, “Si las mujeres no son
felices con el sexo de los hijos, pueden abortar (…). O aceptamos hasta el
fondo cada elección de la madre, o no lo hacemos.”, porque "You can’t be
pro-choice except when you don’t like the choice, because that’s not pro-choice
at all.”, es
decir, que tu no puedes ser pro-choice, salvo cuando la elección que toma la
madre no te gusta.
La verdad es que – defensa al
margen que hace esta señora de una línea de negocio muy prometedora, por el
incremento de la población asiática en su país - se trata de un razonamiento
indiscutible, o se es pro-choice o no se es, y la misma lógica de una ley que
permite el aborto de un niño enfermo, pero también de uno sano, porque la mujer
es pobre, o porque ha sido abandonada, o porque aun no se siente preparada, o
porque le afecta psicológicamente de cualquier otra manera, es la que permite
abortarlo por el simple hecho de ser niña, porque la madre prefería un varón, y
viceversa, claro está.
No hay ninguna diferencia, porque
de lo que se trata es de que en cualquiera de esos casos el hijo es un peso
para la madre, un peso que no quiere asumir, y esto es suficiente para
abortarlo sin más consideraciones, así que sean coherentes, señoras/es
pro-choice escandalizadas/os por la noticia, aborto selectivo por sexo ¿por qué
no?
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